domingo, 2 de octubre de 2011

Desaparecida

Hace unas semanas me he escrito con mi hermana. Ella vive en USA, para ser exactas, en San Francisco.
Su correo venía lleno de noticias acerca de su vida. Al depedirse me pide que le cuente de la mía. Me pone: "Cuenta de tu vida" . De inmediato le repondo, le hago comentarios acerca de lo que me ha contado y obediente,le escribo acerca de mi. Antes de enviar el correo, hice lo que siempre hago : lo leí.
Quedé horrorizada, fue como si me hubieran sacado un velo de los ojos. Todo lo que le escribí a mi hermana era acerca de mis hijos y nietos. Me dispuse a hablarle de "mi vida" y no le escribí nada estrictamente acerca de mi misma. Todo fue acerca de mis tres hijos, sus actividades, sus problemas y alegrías. El resto fue contarle de mis nietecitos, sus logros, anécdotas y demás.
Por primera vez vi lo que sin duda viene ocurriendo hace ya muchos años: la María Ignacia estaba desaparecida, y para qué decir la Nacha (sobre nombre que me decían de niña y en menor grado de adolescente)
Bien sabido es que a las personas nos pasa a menudo eso. La vida nos toma, las circunstancias son tan intensas y el tiempo avanza de tal modo que pasan los años y uno sin enterarse. En este camino pareciera que parte esencial de uno queda replegado en una esquina, por no decir que una entera queda borrada en algún lugar del camino.
Creo que ésta revelación trajo consigo preguntas frecuentemente planteadas en la juventud, preguntas acerca de la identidad, el sentido de la vida, y tal vez lo más complejo, el futuro.

Compartí estos pensamientos con algunas amigas, sabiendo de antemano que ésta era una vivencia común cuando los hijos han partido y la vida laboral de ve menos fructífera o, como ha sido en mi caso, con enorme alegría y paz ya no laboro fuera de mi casa.
Así surgió la idea de escribir un blog. Crear mi propio blog para vaciar tanta observación, idea, sentimiento, vivencia de mi vida sobre los cincuenta.